Decir-es (by Mariana Cairo)

Esta Lucía era una mujer que quería, y quería mucho... Su ambición la llevaba a estar siempre inquieta, disconforme, quería ir hacia muchos lugares y también para varios a la vez: caminos señalizados, inhóspitos, insólitos o atestados de gente. Ella era incansable. 

Ese asunto del querer la llevó lejos, sino fuera porque tambien resultó ser una pesada carga. El problema residía en estar siempre pendiente del otro, darse cuenta de ese deseo oculto que cada uno lleva consigo. Entonces, ¿qué hacer?, se sentía  mal, las cárceles imaginarias se propagaban a su paso... Quiero salir!!!. 

Ah!! entonces quiero elegir. Pero escuchá a los que saben porque elegir significa quedarse, permanecer y renunciar a todo aquello que hasta hace un momento, era posible. Uyyyy , tenés razón... siempre se pierde algo. Pérdida que remite a un vacío. Los cuentos de hadas nos cuentan que la princesa tiene un destino que es casarse con el príncipe, seguro que azul. Claro ahí no cabe la duda, menos la pregunta, el oráculo lo predice.

Lucía y sus sueños se fueron quedando en castillos de cristal, empezó a dudar seriamente de que algún príncipe azul viniera a rescatarla, no funcionaba de esa manera. Su espejo ahora eran las demás personas, se miró y se vió opaca. Qué palabra difícil, porque remite a: sin reflejo, ni destellos, falto de luz, o sea a carencia. Esta falta parecía revelarle su propia mediocridad, igualita a todos, con el mismo traje, la misma cantinela...

 Y esto qué tiene que ver, ¿esta soy yo? en la búsqueda de lo convencional, habrá alguna luz. Creo que nunca lo quise así, pero entonces ¿qué es lo que quería?. Asunto complejo este del querer, del desear, de enfrentarse a uno mismo.  Tal vez linda, brillante, o con mucho dinero; no ya sé, me falta un amor (aún). 

La única pista que encuentro es lo que está a mi alrededor, amores difíciles, parejas insatisfechas, mal de amores, quejas, síntomas, angustia, se vislumbra oscuro. Claroscuro.  De repente, pequeñas luces se encienden, algo se aclara, de aquello soñado pero un poco más acá. Un largo preregrinaje de quereres ajenos ha llegado a su fin, punto de llegada de cuando el deseo encuentra a su objeto.

Un sujeto orientado a su norte ... la libertad de un amor decidido.

Un encuentro que siempre deja las ganas de más.